Nuestra historia

El museo construido en el corazón de Placilla de Peñuelas, y distante a 14 km del centro de Valparaíso reune objetos, tesoros e historia donde sucedió la más cruenta batalla de la Guerra Civil de Chile en agosto de 1891. 

Antes de contar con nuestro museo, en diciembre de 2004 se creó el Centro Cultural Placilla, el cual es una organización comunitaria funcional constituida por vecinos y vecinas de la localidad.

Desde sus inicios, el centro cultural ha hecho un extenso esfuerzo por dar a conocer el patrimonio cultural y natural de la localidad, con el fin de concientizar sobre el valor de lo propio e impulsar la protección y conservación. Bajo esa premisa, es que surge nuestro museo.

Construido en 2008 en el corazón de Placilla de Peñuelas, y distante a 14 km del centro de Valparaíso, nuestro museo es inaugurado el 28 de agosto del año 2009 bajo la inquietud y entusiasmo de un grupo de vecinos y vecinas de la localidad, quienes, agrupados en torno al Centro Cultural Placilla, deciden embarcarse en este importante proyecto para la comunidad.

Pero el museo nace unos años antes de su fundación, y sin contar aún con algún edificio que le acogiera. En ese entonces, las muestras tenían el carácter de itinerante y temporales, presentándose en los colegios e iglesia de Placilla, así como en otros espacios de Valparaíso. El objetivo era difundir la historia local para que ésta fuera conocida y valorada. Y los objetos eran custodiados por los propios vecinos y vecinas en sus casas.

Sólo recién, gracias al financiamiento del Programa de Recuperación de Barrios “Quiero mi Barrio” del minvu, fue posible la construcción del edificio que acogería la primera exposición permanente. Pero la decisión de construir un museo para Placilla, fue gracias a este grupo de entusiastas vecinos, quienes con la intención de reunir en un solo lugar los distintos objetos y “tesoros” que ellos fueron encontrando y colectando desde niños, y que fueron parte cotidiana de sus juegos, con el tiempo se fueron transformando en el centro de atención que posibilitaba largas conversaciones de anécdotas y especulaciones sobre los motivos de haberse desarrollado allí, una de las más cruentas batallas de la Guerra Civil en agosto de 1891, hecho del cual han tejido diversas historias que hasta el día de hoy son parte fundamental de la identidad de Placilla de Peñuelas. 

Así se fue armando este pequeño museo, con mucha dedicación y esfuerzo. Y sin darnos cuenta, nació el primer museo comunitario de Valparaíso y el único museo de la localidad, el que es apoyado hasta el día de hoy por la Ilustre Municipalidad de Valparaíso para su funcionamiento, aunque la parte fundamental y que le da vida son sus socios y socias voluntarios y amigos del museo, quienes desarrollan actividades, talleres y contribuyen en el desarrollo de importantes proyectos que se han adjudicado para cumplir con su misión de preservar, investigar, promover, valorizar, sensibilizar y divulgar el patrimonio local.

10 años después de su construcción, el museo recibe un importante financiamiento de parte del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que le permitieron mejorar y ampliar su infraestructura. ¡El pequeño museo ya no daba abasto para recibir a tantos visitantes y se hizo necesario crecer!

Pero luego de mejorar el edificio, fue fundamental renovar por completo toda su exposición, tarea que ha sido posible gracias a otro importante fondo del Ministerio de las Culturas, y que acabamos de finalizar a comienzos de marzo de este año, fecha en la cual también iniciamos otro proyecto que permitirá conservar de manera apropiada todas las colecciones del museo.

Nuestros sueños para el museo son que en un futuro cercano podamos volver a abrir nuestras puertas, esta vez con un espacio ampliado y mejorado, con una nueva museografía; con protocolos, nuevos sistemas de embalaje, documentación, investigación y un manejo de colecciones profesional; con el desarrollo de programas y actividades educativas desde el ámbito no formal; con un espacio mucho más participativo en el que las propias personas puedan ser parte de la curaduría, una curaduría colectiva; con un espacio inclusivo no sólo en lo físico sino que en todo sentido: que podamos llegar a más niños y niñas, incluyendo la primera infancia, que participen los y las jóvenes y adultos mayores con su música, con su arte y con su fuerza para proteger nuestro patrimonio y medio ambiente, y que finalmente el museo y el centro cultural se transformen en un espacio de encuentro, en un lugar que acoge las múltiples diversidades de la vida, en suma, un lugar donde todos quieran estar.